Found noone coming back home

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El folio en blanco
quema en las manos del poeta.
Tinta corre por sus venas muertas.
Grita y le salen mil letras.

Cuando el poeta calla
el silencio le habla.
En soledad se halla
su musa; a merced de una raya se calma.

La inmensidad le carcome sus entrañas,
con parasitaria danza marcha
a través de campos de malvas.

La filosofía mancha
las cartas del poeta triste;
una dosis más de amor
por una menos de alpiste.

Veintemil leguas tercas
de viaje intrauterino.
Va cortando las cabezas
que se cruzan en su camino.

El vino, cloroforma dentro de las faldas,
abre puertas a su paso,
pinta monas y hadas.

Una paja más, un día menos.
Piensa en la chica de la curva
y se corre, sincero.

Al menos, sueña con ser un ignorante.
Se olvidó de la felicidad que antes
parecía encontrar en el arte

y que ahora ahoga en el vodka,
parte del placer
que invoca su boca sola,
y esa es otra.

Aprieta la soga del mimo,
hunde los dientes en su cuello
y se funde, a su ritmo.

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