De esas veces en las que sabes que tienes
todo lo que necesitas y más. Cosas que mucha gente envidiaría. Tienes gente que
te quiere y te cuida, que sabes que no van a darte la espalda si vienen vacas
flacas. Tienes el polvo del fin de semana, que casi nunca te falta. Tienes la música,
que te acompaña noche y día para que no estés sola. De esas veces en las que
sabes que lo tienes todo y, a pesar de ello, tienes la certeza de que te falta
algo. Y yo sé lo que te falta… los dos lo sabemos. Te faltan mis gilipolleces,
mis rayadas y mis berrinches. Te faltan mis mensajes en el buzón, y mi olor en
tu ropa interior. Te faltan mi asquerosa boca y mi mierda de pelo. Te falta mi
ojo derecho, que siempre te está mirando, para que te sientas en el centro. Te
faltan las películas que nunca terminamos. Te faltan mis orgasmos, mi
sabelotodismo, mis rarezas, mi música, mi falta de madurez; y te falta el peso
de mi verdad entre tus piernas. Te falto yo,
y te falta valor para admitirlo.
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